domingo, 28 de junio de 2009

EVOCACIONES ALCALAÍNAS: 5.- Alcalá, los ríos y los baños

Alcalá se podría llamar la “Mesopotamia gaditana.” Lo mismo que a Irak se le denomina la Mesopotamia o “Tierra entre ríos”, por ser una región entre el Tigris y el Eufrates, a Alcalá se le podría llamar “pueblo o monte entre ríos”, porque la rodean cinco ríos y una riquísima red de veneros, arroyos, regatos, fuentes, manantiales... Son tierras húmedas que mantienen una vegetación impresionante. Federico García Lorca, quedó prendado de Alcalá y lo citó entre los pueblos andaluces por antonomasia. Cuando en La Casa de Bernarda Alba decía que los pueblos sin río y sin mar son pueblos malditos, evocaba a Alcalá como un pueblo bendito.

Alcalá no tiene mar, pero está rodeado por cinco ríos; por tanto, no está entre los calificados por Lorca como malditos. El río más importante es el Barbate, que mantiene sus aguas durante todo el año y es el único que desemboca en el mar, allá por la costa del pueblo homónimo. Los otros cuatro son el Fraja y el Álamo que le entran por la derecha camino de Benalup; y el Rocinejo y el Alberite que lo hacen por la izquierda., camino de Algeciras. Por tanto, Alcalá no tiene costas, pero tiene abundantes riberas.

En los años de la década de 1940, el Barbate mantenía sus aguas incluso en los años más secos. Pasaba por el “Prao” y en verano dejaba grandes charcos y hoyas de agua cristalina. Era el único lugar que tenían los chavales para bañarse. No había piscinas ni playas, aunque al paseo de la carretera le llamaban “La Playa”. Parece que ese nombre fue porque, los días de lluvia, las aguas bajaban desde la plaza Alta convirtiendo las calles en ríos y el paseo en playa. Aunque duraba poco, porque las aguas buscaban la bajada de la cuesta “La Salá”, la cuesta de San Antonio y los arroyos del cerro de la Ortega, para llegar a los ríos.

En verano, los charcos del Barbate no entrañaban ningún peligro, pero las hoyas formaban remolinos y los chavales más pequeños no tenían fuerzas para salir de ellas; había que ayudarles. Los padres no querían que bajaran al “Prao” a bañarse. Amenazaban gritando que el río se había tragado a muchos niños, pero no convencían, porque nunca en aquellos años hubo accidentes serios. Decían que en el Barbate siempre se ahogaba algún niño en verano. Eran exagerados y nadie se lo creía.

La ribera del río era un jardín ataviado de adelfas, cañaverales, juncos, retamares, palmitos, lentiscos... Dejaban la ropa amontonada y se bañaban completamente desnudos; el bañador era un artículo de lujo en aquellos tiempos. Se tiraban al agua desde unos peñascos redondos, que el mismo río había modelado a su paso, y después se tendían a secarse en aquellas formidables plataformas. Era una delicia imbuirse de aquella naturaleza pura. Volvían como nuevos, con las piernas blanquecinas de la cal que arrastraba el agua y con miedo a la reprimenda de los padres. Éstos le hacían una raya en la pierna y, si se habían bañado, quedaban marcados.

Un día su padre se enteró de que estaban bañándose en el río. Inmediatamente, mandó a un municipal al “Prao” para que le quitara las ropas sin que lo advirtieran. Se trajo las ropas y esperó en la capilla de la Virgen de los Santos, situada a mitad de la cuesta de la calle “La Salá”. El municipal hizo su trabajo como le dijo su padre. Cuando los chavales se percataron de que no tenían ropa, se llenaron de miedo y de vergüenza. Esperaron a subir entre dos luces, corriendo como desesperados. En la capilla los esperaba el municipal y les devolvió las ropas.

Pudieron entrar en el pueblo con las vergüencillas cubiertas, pero con el rabo entre las piernas. En las respectivas casas los esperaban con las correas preparadas. Estuvieron sin ir al río algunos días, pero cuando pasó el susto, volvieron a las andadas. El río Barbate en el “Prao” era el lugar de nuestras libertades y desahogos. Los preadolescentes ya comenzaban a fumar, porque era el primer gesto de hombría. A los mayores les costaba bajar y subir la cuesta de “La Salá”, pero los chavales la bajaban volando y la subían corriendo.




JUAN LEIVA

miércoles, 24 de junio de 2009

UNA LITOGRAFÍA PANORÁMICA DE ALCALÁ

Con ocasión de nuestras ferias tradicionales (cuya antigüedad hemos podido poner de manifiesto recientemente en la Prensa), se nos impone el tratar aquí un tema alcalaíno. Sea, por ejemplo, un comentario sobre la bella y vieja estampa litográfica que reproduce este programa, única conocida sobre nuestra ciudad.
Intentemos primero fijar la fecha de su composición. A la vista se viene que no existía entonces aún la carretera a Algeciras. En enero de 1854, el Ayuntamiento, que conocía la gran necesidad de transformar aquel mal camino antiguo en una sólida vía, acuerda unirse a los otros esfuerzos oficiales, e iniciar un fondo económico especial “para la construcción de la carretera que parte desde Algeciras pasando por esta villa hasta Cádiz” (Actas del Cabildo). Las obras, sin embargo, fueron muy lentas. En 1886, renovada en España la institución exótica del Jurado y adjudicada Alcalá a la Audiencia de Algeciras, fueron frecuentes las quejas y representaciones de los jurados alcalaínos exponiendo las dificultades para sus viajes a Algeciras por faltar aún la carretera y ser tan abrupto el vetusto camino de herradura. Hasta años adelante no acaba del todo una ruta de tanta urgencia. El Diccionario de Riera, de este tiempo, ya dice expresamente de nuestra población: “Cuenta con la carretera al Campo de Gibraltar”.
La litografía es preciso datarla unos diez años antes de esa fecha, hacia 1878, pues en la II Exposición Regional Andaluza que se celebró en Cádiz a mediados de 1879 fue ya presentada como novedad, juntamente con otras de diversas poblaciones comarcanas (Rosetty, Guía de 1880).
¿Quién la confeccionó y la lanzó al comercio? El destacado industrial don Jorge Müller, fundador y dueño de la acreditada “Litografía Alemana” establecida en la capital gaditana, con sucursal entonces también en Jerez de la Frontera. Al pie del grabado se lee: “Dib. Nat. S. Scherzinger”. Y luego: “Lit. ALEMANA Murguía 23 CÁDIZ”. Es decir, que dibujó al natural un artista llamado Scherzinger, al cual tocó hacer, como es normal, el boceto en acuarela. Después en la Litografía se puso en negro y se volvió a reproducir otra vez, ya grabado en piedra litográfica, “tirándose” en la máquina tantas veces cuantos colores tiene. Es obvio decir que se trataba de un trabajo muy lento, delicado y costoso.
El establecimiento citado, que entonces radicaba en el número 23 de la calle Murguía, (no la actual Vea Murguía, sino la calle llamada ahora de Cánovas del Castillo) sigue perteneciendo a la dinastía industrial de los Müller de origen alemán, y está hoy situado en la calle Beato Diego de Cádiz, número 8, regido por don Ángel Müller, ayudado por sus hijos Ángel y Jorge. El nombrado propietario actual es nieto del fundador a que nos referimos, que en su tiempo fue premiado con diversas medallas en importantes exposiciones, siempre por muestras de litografías y grabados. Sospechamos que precisamente con vistas a la citada y célebre Exposición gaditana (donde también a Alcalá le premiaron unas muestras de garbanzos recogidos en Pagana) preparó por medio de ese hábil dibujante la serie de vistas y planos de ciudades provinciales que allí presentó, y entre las que figuró Alcalá. Aunque es cierto que hay indicios de que algunas de esas vistas empezaron a trabajarse en fecha bastante anterior.
Los ejemplares bien coloreados que conocemos son escasísimos (no hay ninguno en el comercio). Uno en perfecto estado posee el Ilmo. Sr. D. Luis Toscano de Puelles.
Contemplemos ahora un momento la vista que nos ofrece la litografía. Bajo un amplio cielo de ligeros cirros, la clásica panorámica desde el arranque del camino a Algeciras, en el alto del Rabilero, a las faldas del Lario. En conjunto, aunque la estampa tiene muy logrado el hermoso efecto artístico, casi bucólico (con el pausado andar de unos hombres y sus caballerías, con el tranquilo pasto de unas reses), a través de la fronda cuidada del primer término y de alguna licencia del retoque (estamos en tiempos románticos), se aprecia un auténtico y fiel retrato urbano. Limitémosno a cinco observaciones curiosas:
-La mole parda del abandonado Convento de Santo Domingo. No hace bonito, pero sirve para apreciar con exactitud el amplio perímetro que ocupaba el Convento.
-El terraplén o pendiente desolada del actual Barrio de Flores, aún no construido por el animoso esfuerzo de don Miguel Sánchez.
-Los diversos trozos de la antigua muralla, con su preciosa orla de almenillas. Así estaba todo el muro, como lo demuestra también el nombre de calle de las Almenillas, junto a la antigua ermita de San José, en la vertiente Norte. Alguna vez sí parece lo existente fragmento de paredeta más moderna.
-La puerta de entrada al viejo patio del castillo, en lo que hoy es huerta de las Hermanas.
-Esa iglesia de la Victoria, aislada y sobresaliente, rasgo el más romántico e irreal de toda la litografía. Excesivo, también, el número de sus ventanales.
Podríamos mirar mejor en este como espejo retrovisor de Alcalá, y hallaríamos otros sabrosos motivos de análisis histórico. Pero termine aquí el trabajo, alegrándonos de conservar este raro “cliché” urbano, de factura armoniosa y plástica, reveladora del obediente engastado, el equilibrio estético y el engarce perfecto de un pueblo andaluz con su paisaje. Como diría Gerardo Diego: “Sobre el montaje abrupto, sus formas de piedra y cal, con todos los planos sabiamente distribuidos para emitir bajo la luz del sol destellos de joya bien labrada”.


Fernando Toscano de Puelles
Fiestas y Velada en honor de Ntra. Sra. de los Santos, Patrona de Alcalá de los Gazules) (1966).

domingo, 21 de junio de 2009

EVOCACIONES ALCALAÍNAS: 4.- El buitre leonado del Lario

Desde su casa de la calle la Amiga, se oía el griterío que venía de la calle Real. A sus siete años, no podía resistirse a la convocatoria que originaba aquella algarabía de la barahúnda. Salió como una flecha sin pensarlo dos veces y se dirigió a la esquina de Real con Río Verde, donde tenía la curtiduría Antonio Mancilla, el padre de Manolo. Seguro que Manolo ya lo estaría esperando. Eran de la misma edad y se entendían a las mil maravillas.

Era una tarde gris de otoño, de una lluvia menudita. Año de 1939, cuando la guerra civil estaba para terminar y comenzaba la posguerra. Dos jóvenes habían encontrado en el Lario un buitre herido. Lo llevaban en volandas, de manera que el pobre animal casi no podía tocar el suelo con sus garras. Echaba sangre por una de sus alas, como si hubiera recibido en ella un tiro de escopeta. Las alas podían medir de punta a punta casi tres metros, llegando de acera a acera y ocupando toda la calle Real.

Un grupo de chavales seguían al animal detrás, queriéndolo ver de cerca. Pero los jóvenes no los dejaban, por temor a que tratara de defenderse. Uno de ellos llevaba una chivata aporrada. Cuando el buitre hacía ademán de huir, le daba un chivatazo. Y el pobre animal miraba a un lado y otro con desesperanza de conseguir la libertad. Una de las veces pude ver su cabeza y cuello desplumados, con la aureola que más abajo formaba el plumaje que le daba el nombre de leonado. Sus ojos inexpresivos irradiaban una profunda tristeza.

Los buitres leonados eran frecuentes en el cielo de Alcalá. Cuando olían la carroña, se venían desde los picos de la sierra y daban vueltas y revueltas a gran altura, como estudiando su estrategia para caer sobre un mulo muerto en la Coracha, una vaca enferma en el “Prao” o un ciervo herido en los Alcornocales. Después, la bandada de buitres permanecían inmóviles en las alturas del cielo de Alcalá. En los riscos de los Alcornocales había muchas aves falconiformes, aves depredadoras de pico robusto, fuertes garras y cuerpo de gran envergadura. El Parque es uno de los más grandes de Andalucía y mantiene ecosistemas perfectos para todas las especies; una auténtica virguería de la Naturaleza.

La gente decía que eran pájaros de mal agüero, pero nadie sabía por qué. La única razón era porque, cuando aparecían, anunciaban la presencia de animales muertos y bajaban a alimentarse de la carroña. A los buitres y a las aves carroñeras no le faltaba alimentación en los campos de Alcalá pues, además de la carroña, se alimentaban de lagartos, serpientes, conejos y algún animal extraviado de las cacerías. Se daban batidas de caza mayor y siempre quedaba algún animal muerto entre la maleza. Otras veces, quedaban atrapados en los cepos de los furtivos y no podían recogerlos...

Luis Berenguer (El Ferrol,1923- Cádiz, años70?) fue marino de guerra, poeta y novelista. Atraído por la vida de un furtivo de Alcalá escribió, en 1966, El mundo de Juan Lobón, novela que obtuvo el premio de la Crítica de 1967. Posteriormente, escribió otra novela, Marea escorada, pero cuando su vida de novelista auguraba un futuro más fructífero, le sorprendió la muerte. No obstante, El mundo de Juan Lobón ha quedado como notario de su gran talla literaria.

La comitiva iba detrás del buitre pegando gritos. Recorrían la calle Real desde la Plazuela hasta la Alameda. No sé cuántas vueltas le hicieron dar. Algunos hombres que lo veían pasar decían que era un buitre leonado y que venían de Grazalema. Otros decían que era un águila leonada. Pero los jóvenes aseguraban que el pico fuerte y encorvado y las garras eran de buitre. El pobre animal movía la cabeza con tristeza, como esperando una sentencia. Acabaron la discusión y arrastraron al buitre obligándolo a caminar con la chivata.

A mitad de la calle Real, cerca de la casa donde vivía el médico, don Antonio Armenta, el animal se negó a levantarse. El joven lo aporreó hasta que no pudo más. Por fin, el animal dobló su cabeza y murió. Don Antonio se asomó a la puerta haciendo un gesto de desaprobación de aquella muerte. Después, con su autoridad de médico, mandó que lo llevaran a la hoyanca de la Playa, donde se jugaba al fútbol, y lo enterraran. Aquella noche, los tristes ojos del buitre no le dejaron dormir.


JUAN LEIVA

martes, 16 de junio de 2009

Vinculos a artículos de Alcala

Acabo de encontrar dos artículos interesante de Alcalá. Quizá unas personas ya los habrían visto pero aquí están los vinculos:

Un paseo hacia Alcalá de los Gazules

Un paseo por Alcalá de los Gazules (II)

lunes, 15 de junio de 2009

PROCESIÓN DEL CORPUS 2009 EN ALCALÁ DE LOS GAZULES

























Nuestro agradecimiento a José María Gómez Reyes, autor de las fotografías.

EVOCACIONES ALCALAÍNAS: 3.- Las tortas de Juan Ramos

“Juan, llégate por las tortas a lo de Juan Ramos” le decía su padre mientras se tomaba la manzanilla. Su padre era un hombre delicado de estómago; es decir, un poco difícil para las comidas, casi todo le sentaba mal. Quizás, por eso, a veces le asaltaba el mal humor.

Pero su madre lo entendía bien y lo trataba con cariño. Cada mañana, antes de desayunar, le traía una taza de manzanilla colada y tortas de Juan Ramos. El padre vertía la manzanilla en un plato para enfriarla y se la tomaba poco a poco. Él se colocaba a su lado para verle tomar la infusión y esperar la orden.

La manzanilla de Alcalá tenía fama. Era una planta silvestre que la traía un hombre en una talega desde la sierra del Aljibe, allá por los picos de la “Pilita de la Reina”. Por allí abundaban excelentes plantas aromáticas para hacer infusiones: el tomillo, el romero, la manzanilla, la tila, el te, el espliego... Pero la manzanilla era la mejor del mundo. La gente de Alcalá la apreciaba mucho y la tomaba por vicio.

Cuando su padre le daba la orden, pegaba un salto, cogía el dinero, atravesaba el portalón y subía en un suspiro la calle la Amiga. Pasaba por delante del cuartel de la Guardia Civil, donde en verano siempre había un guardia de puerta sudando, con la guerrera abierta, un búcaro de agua en el suelo y escribiendo a máquina. Él cogía el “Carril Alto” y bajaba la calle arrastrado por el olor del pan caliente, del bizcocho y de las tortas. Esa calle le parece que se llama ahora “Fernando Casas”y desemboca en la Plazuela. En la misma esquina donde se bifurca la calle Real con el Carril, estaba situada la tiendecilla de Juan Ramos.

Juan Ramos era un hombre bonachón, tendero de vocación y conocedor de toda su clientela, de manera que, desde que entraba uno, ya sabía lo que quería. A él le envolvía media docena de tortas redondas, tiernas, calentitas, olorosas... Se parecían a los famosos mostachones de Utrera, pero aquellas tortas eran bastante mejores. Su olor y su sabor se le han quedado para siempre entre las glándulas salivales y sus evocaciones infantiles.

Volvía por el mismo camino corriendo, porque su padre era muy impaciente y tenía que estar en el Ayuntamiento a las ocho y media. Se sentaba a contemplar cómo remojaba las tortas en la taza y cómo las tortas engullían el café con leche. A veces no le daba tiempo de llegar de la taza a la boca y se caía encima de la mesa. Su padre, antes de terminar, hacía intento de comerse la última torta para excitar su apetito. Entonces, decía: “Ésta es para mi Juan”. Su madre le traía el café con leche y una tostada con aceite y azúcar, pero la torta ya había desaparecido.

La serie de dulces caseros alcalaínos era excelente: tortas de aceite del pellizco, tortas de almendras, tortas de chicharrones, tortas de pasas, tortas de cabello de ángel, merengues, mazapán... Este último era también especialidad de Juan Ramos. Elaboraba figurillas de mazapán y las vendía a los chavales por las calles, haciendo las delicias de niños y niñas. Eran figurillas caprichosas de animales y de personajes de la vida alcalaína.

También eran exquisitas las frituras: buñuelos, pestiños, pan frito o picatostes, leche frita, rosquillas, tejeringos de un gitano tejeringuero que tenía el puesto en la Alameda... Y los postres navideños y semanasanteros: el arroz con leche, la meloja, la miel de los Alcornocales, el queso emborrado con miel, el membrillo en almíbar...

Dicen que muchos de esos dulces lo enseñaron a hacer los moros. Y, en verdad, cuando ha bajado al Marruecos, los ha visto en los chiringuitos de las ciudades en fiestas, en los zocos y en los mercados. Pero las tortas de Juan Ramos no las ha vuelto a encontrar. A veces, cuando pasa por Alcalá, va al Horno de Luna, en el callejón de Bernardino, y compra pan, molletes, tortas del pellizco y otros antojos para renovar las evocaciones infantiles. Pero aquellas tortas y aquellas figurillas de mazapán se las llevó Juan Ramos para siempre.



JUAN LEIVA

miércoles, 10 de junio de 2009

MEDALLA PRO ECCLESIA ET PONTÍFICE A DON MANUEL JIMÉNEZ VARGAS-MACHUCA

Manuel Jiménez Vargas-Machuca
Manuel Jiménez Vargas-Machuca con su esposa e hijos

El pasado día 30 de Mayo, en la Parroquia de San Manuel, en Las lagunas de Mijas-Costa, en una preciosa y sentida ceremonia religiosa, presidida por el obispo emérito de Málaga –viejo conocido de nuestra tierra gaditana- Don Antonio Dorado Soto y co oficiada por el Vicario episcopal de la zona, el párroco titular, dos sacerdotes más y un diácono, le fue entregada la medalla Pro Ecclesia et Pontifice, otorgada por el Papa Benedicto XVI, a nuestro hermano, antiguo alumno de la Safa e ilustre alcalaíno, Don Manuel Jiménez Vargas-Machuca.

Tanto el obispo celebrante, como el párroco, hicieron una pequeña historia de la solicitud y de los méritos de nuestro hermano Manolo, cuyos últimos veinticinco años los ha dedicado, con un trabajo tenaz y callado, a la parroquia de San Manuel. En múltiples y variadas labores: desde el diseño del altar mayor, mobiliario y lámparas, hasta la realización de las cristaleras, pongo por caso; desde la preparación de los futuros esposos al matrimonio, hasta la catequesis de adultos. Trabajo que ya le valió el ser llamado al Consejo Pastoral del Obispado de Málaga, como un consejero más. Y, junto a D. Ramón Tejero, párroco de Las Chapas, también en Mijas Costa, lleva la Escuela de Agentes de Pastoral del Arciprestazgo Fuengirola-Torremolinos.

Todas fueron muestras de cariño, de respeto y de admiración por esa labor humilde y silente de Manolo, por parte de todos los que quisieron dedicarle unos minutos y unas palabras, desde el altar y de las que hicieron partícipe a los feligreses.

Después de la imposición de la medalla por parte del señor Obispo emérito, Manolo tomó la palabra para dar las gracias a todos y cada uno de los que habían representado algo en su vida. Sólo se mostraba agradecido. A Dios, por haberle dado todo, a sus padres, por haberle inculcado la fe con el testimonio de sus vidas, a sus hermanos –y los citó a todos, incluido Richard, que santa gloria goce- y a sus primos, en especial sus primos los Herrera, y a tres mujeres especiales, sus tías Rosario, María y Ramona –y aquí se le quebró la voz-. Se rehizo y siguió con su retahíla de agradecimientos. Gracias a su amigo Cirilo, alguien que ha sido y es muy importante en su vida y que fue crucial en dos momentos puntuales. Y a sus compañeros maestros, y a sus compañeros catequistas y/o colaboradores de la parroquia, a Don Antonio, hoy Obispo emérito, por la consideración y el afecto que siempre le tuvo, y a su párroco, sobre todo a su párroco, José María.

Después de una ovación de más de cinco minutos se dio por terminado el acto religioso, si bien aún estuvo Manolo más de una hora, en las escalerillas del altar mayor, recibiendo felicitaciones y abrazos de todos y cada uno de los asistentes a la ceremonia religiosa.

Posteriormente, en el patio trasero de la parroquia, tuvimos ocasión, durante otras dos horas más, de departir con familiares y amigos, y degustar algunas bebidas y tentempiés con que fuimos obsequiados todos.

Un acto entrañable que quedará para siempre grabado en nuestras retinas y memorias.

jueves, 4 de junio de 2009

ROMERÍA 2009


Siendo las 11:45 horas del día 27 de diciembre de 2008, se reúnen en la Casa de Hermandad los señores/as miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad de Nuestra Señora de los Santos, al objeto de celebrar sesión ordinaria en la que se acuerda por unanimidad conceder el privilegio de pregonar las fiestas 2009 en honor de Ntra. Sra. de los Santos a Sor Ana María Cordón Franco, Rvda. Hermana Mayor del Beaterio de Jesús, María y José, nombramiento que se hizo oficial en la Misa de la Peregrinación Parroquial del pasado mayo.

Los que hacemos posible este blog queremos felicitar a la Hermana Ana María por tan acertado nombramiento.
Ya se comunicará día y hora de su celebración por si estás interesad@ en asistir.

El tiempo que hará...